La cultura inca corre por la salvia de la Calathea, sus enormes hojas de colores verdes con formas dibujadas por la naturaleza tales como líneas de Nazca, hacen de esta especie una de las plantas de interior que debes tener en tu casa.
El verdadero valor de la Calathea reside en sus hojas (pocas veces florecen) por eso su cuidado es especialmente delicado pero tiene una gran recompensa visual y emocional. Necesita vivir en un entorno húmedo sin la exposición de luz directa, agradece ser pulverizada y debe mantenerse siempre con abundante agua, sobre todo en los meses de verano. Si quieres resaltar toda la belleza de sus hojas deberás encargarte de limpiarlas con un paño húmedo, además de cortar desde la raíz de la hoja, aquellas que empiecen a secarse.
Mantén a la Calathea lejos de corrientes de aire y admira su belleza sin incurrir en sus hojas a diario; tenerla en una zona donde pases mucho tiempo te ayudará a recobrar la serenidad y la calma en tiempo de conflicto.
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